martes, 12 de abril de 2011

Cuadrados por un sueño

Todo empezó porque vio llorar a alguien y no quiso que pase de nuevo. Karina Rodríguez, médica neonatóloga del Hospital Morón, estaba de guardia cuando la llamaron desde el sector de seguridad del hospital. Buscaban a un médico que dictaminara que debía hacerse con una mujer que se estaba yendo con una manta que no le pertenecía. En términos más crueles, se la estaba robando. La mujer, con su bebé en brazos envuelto en la mantita en cuestión, lloraba desconsoladamente. Así que Karina les dijo que la dejaran irse.


Una semana después, la llamaron de la dirección del hospital, esta vez para retarla. No se podían regalar las mantas del hospital así 
nomás. Así que Karina decidió tomar las riendas de la situación. ¿Cómo hacer para conseguir que las mujeres de bajos recursos tuvieran mantas donde llevarse a sus bebés, pero sin gastar una fortuna comprándolas? Se puso a tejer cuadraditos de lana junto a su madrina Olga. Diez centímetros de lado. A los 36, a unirlos.

Cuando se inundó Tartagal, en Salta, Karina sintió que desde su pequeño proyecto podía ayudar allí también. Pero necesitaba ayuda, porque por muy buena voluntad que tuvieran, dos personas no harían demasiado. Y así empezaron a difundir la idea, por mail y facebook. “Como teníamos que ponerle un nombre que despertara curiosidad, elegimos Tejiendo por un Sueño” cuenta Karina, como para justificar la denominación tinellesca.

De repente, “la cadena se transformó en algo descomunal y el grupo hoy tiene más de 1100 miembros”. Karina tuvo que dejar de hacer cuadraditos y ocuparse exclusivamente de los bordes, uniendo con crochet las 36 piezas que forman cada manta. La cadena adquirió vida propia y se sumaron tejedoras de distintos barrios porteños, de varias provincias e incluso del exterior: hoy llegan cuadraditos de España y Estados Unidos y hay agujas activas en Venezuela.

Todo empezó aquella noche hace 10 años. Hoy, la cuenta va en 22.000 cuadraditos. Hasta hay un ranking de tejedoras. Entre ellas está Ana Jacobovich, una abuela de 83 años, con 231 cuadraditos tejidos. “Ahora estoy ocupando el puesto número 20, adelanté mucho en el último tiempo”, relata, orgullosa de su lugar en el ranking. Ya usó toda la lana que tenía en su casa y tuvo que salir a comprar madejas. “Por los niños hay que hacer de todo. Y como no puedo hacer otra cosa, tejo.”




Para convertirte en tejedora, o si conocés a alguien que quiera sumarse, te dejamos los datos!

Karina Rodriguez: matiaskarina@hotmail.com

Grupo en Facebook: Tejiendo por un sueño

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