lunes, 16 de mayo de 2011

Amor de madre

Muchas veces en los medios, ya sea en la tele o la radio, escuché hablar de un grupo de mujeres al que llamaban “Madres del dolor”. Ya sea en marchas, movilizaciones, juicios o protestas sociales de distinta índole, las veía firmes cual soldado embanderadas con remeras y banderas con fotos de chicos que definitivamente no sabía quiénes eran.

Así fue que las googlé, llamé a una organización con ese nombre y charlé con alguien que, sin conocerme, me habló largo y tendido y me contó cosas que no pensaba escuchar, o por lo menos no con la entereza con la que me las contó. Hablé con Silvia Irigaray, madre de Maxi, un chico que murió asesinado por un policía en lo que se conoció como la Masacre de Floresta en diciembre de 2001.

Poco a poco me fui enterando quiénes son y en qué consiste su tarea. Se trata de Viviam Perrone, Marta Canillas, Elsa Gómez, Isabel Yaconis, Elvira Torres y la misma Silvia, madres por demás valientes que lidian día a día con el dolor permanente que genera la ausencia. 

“Así fue que nos conocimos a partir de hechos desafortunados y comenzamos una amistad que creció con los años. Recuerdo cuando mates de por medio pensamos el nombre de la organización. Nosotras queríamos algo relacionado con el amor que sentimos por nuestros hijos, pero en los medios cada vez que nos llamaban para dar testimonio nos presentaban como madres del dolor, y así quedó”, contó Silvia.

Luego de mucho esfuerzo y compromiso lograron la personería jurídica que les permitiría consolidarse como organización y como equipo de trabajo. “Nuestra tarea más importante es la contención. Recibimos decenas de llamados por día de hombres y mujeres que acaban de perder a sus seres queridos y no saben para dónde disparar. Tratamos de escucharlos, consolarlos y derivarlos a centros especializados y a profesionales que prestan ayuda y asistencia”.

Mientras charlaba con Silvia no podía creer que, pasando por lo que pasó esa mujer, me pudiera hablar con un tono tan tranquilo y pausado. Me transmitió mucha paz. “Creemos que hay dos opciones, o te derrumbas en el dolor o salís adelante, nosotras optamos por la segunda”. Eso es lo que hacen, mantienen charlas eternas, no como si fueran psicólogas, sino como madres que pasaron por un mismo infierno.

Hablamos de todo un poco, me preguntó por la facu, el trabajo y mi vida en general, fue una buena charla con un cierre de oro. Como si nos conociéramos de toda la vida, con mucha confianza me dijo: “la clave para salir de cualquier situación complicada es llorar cuando se debe, no a menudo, y reírse mucho y muy fuerte”. Nos saludamos, corté el teléfono y se me piantó un lagrimón.
                      
                                                                                                                                         @guillerminapf

2 comentarios:

  1. Lindísima la nota.
    Hasta ahora sólo había escuchado de ellas en la tele pero no tenía idea a qué se dedicaban realmente.
    Aplaudo la idea de hablar de ellas. Me quedé con ganas de más!

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  2. Cuanta alegría me dá saber que hay personas que se unen ante una misma circunstancia, para ayudar y apoyarse a recuperar su vida. Esta organización, me recuerda a las agrupaciones de Al-Anon, Jug-Anon, y Nar-Anon, familiares y amigos unidos por una misma penosa razón. Agradezco la nota!

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